Der andere tod

Como si doliera menos, como si sentir el frío puro del invierno anulara la anguistia.
No es temor de morir, sino el advenimiento de la muerte misma; sentida en el alma en su plenitud, desgarrando cada sueño, cada ápice de esperanza, allí sólo hay desconsuelo; la desolación completa de sensaciones.
Se escucha de lejos un latir infinito que resuena en la habitación como un eco ominoso.
No hay nada más, todo está putrefacto, roído y falto de vida.
Sólo queda el cuerpo, inerte y sin aliento. Yace sobre la cama pidiendo en un llanto sin sonido el inminente fin, la destrucción de cada célula de lo que antes fue.