No es temor de morir, sino el advenimiento de la muerte misma; sentida en el alma en su plenitud, desgarrando cada sueño, cada ápice de esperanza, allí sólo hay desconsuelo; la desolación completa de sensaciones.
Se escucha de lejos un latir infinito que resuena en la habitación como un eco ominoso.
No hay nada más, todo está putrefacto, roído y falto de vida.
Sólo queda el cuerpo, inerte y sin aliento. Yace sobre la cama pidiendo en un llanto sin sonido el inminente fin, la destrucción de cada célula de lo que antes fue.
Se escucha de lejos un latir infinito que resuena en la habitación como un eco ominoso.
No hay nada más, todo está putrefacto, roído y falto de vida.
Sólo queda el cuerpo, inerte y sin aliento. Yace sobre la cama pidiendo en un llanto sin sonido el inminente fin, la destrucción de cada célula de lo que antes fue.