Sábado antes de Pascua

 Crujido de girasol
un juego de solitario empezado,
los perros y su siesta larga,
mi desvelo de la tarde entrada en noche.

El techo cada vez más cerca,
los ruidos que crecen,
el mensaje que no llega,
otro sábado perdido

No quiero levantarme,
esta remera gigante ya es parte de mi.
El acolchado no quiere soltarme
y las sábanas tibias piden que no me vaya,

Cómo resistir a tal mandato
la pereza se ha vuelto mi hermana
No hay risas ni llanto, sólo estasis.
Hasta la tinta se detiene, no escribe más.

Tarde de carnaval

El viento de febrero llevó mi alma a un verano que se perdía entre la lluvia.
La soledad invadía la casa y se iba haciendo partícipe de mi rutina.
Los perros dejaron de ladrar, sólo dormían a mi lado las mismas horas que yo, con las miradas disueltas en mi llanto.
Yo ya no era, no estaba. El vacío y la congoja tomaron por completo mi vida, me dejaron así, como muerta en vida yaciendo delante de una realidad inventada.
No tengo fuerzas, no quiero seguir. es miedo, es cobardía, es desgano o es falta de ser?
Creo que no puedo, hoy no, no sé si mañana, si es acaso esto  lo que me fue deparado, o si quizá esto es lo que yo escribí para mí.