Otoño en abril

Frío en las calles llenas de hojas ocres y crujientes. Voy en mi andar pausado, pisoteando buscando notas prohibidas.
Respiro hondo, y entierro entre mis ojos las lágrimas lascerantes que corroen mi piel en camino a esa nada.
He perdido mi voz, no he hablado en semanas, en realidad creo que pasaron meses. Desde que te fuiste no he querido ver a nadie, he desaparecido de todos.
No recuerdo la última vez que te hallé en mi sueños, creo que ya no está en mi memoria; te has convertido en pura melancolía. Ya no espero nada. El viento seco y helado de abril me llevará hasta quién sabe dónde, y yo solamente me dejo, como si fuera una pluma a merced de la más suave brisa.
Escribo en mi cabeza, con esa tinta invisible que crece en los pensamientos. Al llegar a la hoja de papel mueren como si su único fin fuera justo ese